Juan Pablo II un Papa para la historia


Homenaje a Juan Pablo II con motivo de su beatificación. Contempla 500 fotos, 30 vídeos y 400 pensamientos. Los momentos claves de la vida de Juan Pablo II.  Todo ello gracias a las instituciones vaticanas y el servicio de internet del Vaticano, con el servicio fotográfico de L’Osservatore Romano, que ha puesto a disposición su archivo fotográfico.  Pulsar sobre la foto que sigue

Quo Vadis. Esta novela, del escritor polaco Henryk Sienkiewicz, acercó a Karol Wojtyla al mundo de los primeros cristianos.
En la homilía de inauguración de su pontificado, el 22 de octubre de 1978, Juan Pablo II se refirió a un conocido nexo entre Polonia y Roma, que forma parte de la cultura popular cristiana en todo el mundo: la novela Quo vadis, del Premio Nobel Henryk Sienkiewicz, quien acercó a Wojtyla al mundo de los primeros cristianos. Pulsar sobre la foto que sigue
Fotografías de la beatificación del Papa Juan Pablo II en Picasa

Beato Juan Pablo II (1920-2005)

jp2_150Nombre (antes de ser nombrado Sumo Pontífice): Karol Józef Wojtyla.
Nacimiento: Polonia 18 de mayo 1920, Wadowice.
Beatificación: 1 de mayo de 2011 por el Papa Benedicto XVI.
Conocido por: su convicción en la verdad y en su inmensa sensibilidad hacia todas las personas, especialmente a los oprimidos, los que sufren, los enfermos, los débiles, jóvenes y niños; la devoción a la Santísima Virgen, impulsar la devoción a la misericordia de Dios, promover la solidaridad entre los hombres y la evangelización cristiana. La llamada a la santidad para todos, la confianza  en el poder de los jóvenes para construir la sociedad y vivir una vida santa. Juan Pablo II fue un hombre profundamente humilde y valiente, lleno de vida, y de amor a Jesucristo. Tenía un gran sentido del humor, cultivó una profunda vida de oración, y supo llevar un largo sufrimiento.
Fundador de: las Jornadas Mundiales de la Juventud y los Encuentros Mundiales de la Familia.
Imitación del santo: (ahora beato): cultivar el amor por la Eucaristía a través de largos ratos de tiempo en la adoración del Santísimo Sacramento. Devoción a la Santísima Virgen y el rezo del Rosario. Ser valiente para defender a los débiles y los valores cristianos. No tener miedo de proclamar el nombre de Jesús y su mensaje de salvación para la humanidad. Responder a su llamada a los jóvenes a ser luz del mundo y trabajar para construir una civilización de amor y de vida.
¿Sabías que…? Polonia estaba bajo el régimen nazi durante su juventud. Cuando descubrió su vocación de sacerdote, el joven Karol Wojtyla comenzó a estudiar en un seminario secreto en Cracovia, dirigido por el Arzobispo Cardenal Adam Stefan Sapieha. También fue uno de los fundadores del clandestino «Teatro Rapsódico», cuyo objetivo era promover los valores cristianos y el mensaje del Evangelio a través de las artes.  Para saber más pulsar aquí

 

7 Respuestas a “Juan Pablo II un Papa para la historia

  1. Rita Megliorini, la enfermera que atendió a Juan Pablo II durante su enfermedad y hasta su muerte en abril de 2005, dijo estos días que la última mirada que el pontífice le dirigió antes de expirar era «una mirada dulce» que la dejó «tocada» para siempre.
    «Buenos días, Santidad, hoy hay sol», le dijo al papa, porque la noticia de los días soleados «le alegraba siempre», refirió.
    «No pensaba que me reconociera. Me miró. No con una mirada interrogativa que usaba siempre cuando quería saber inmediatamente cómo andaba su salud», comentó la enfermera Rita Megliorini.
    «Era una mirada dulce, que me ha dejado tocada», subrayó
    «Sentí la necesidad de apoyar la cabeza sobre su mano, me permití el lujo de abrazarlo».
    Para Megliorini, en aquella estancia «no había dimensión ni del tiempo ni del espacio» y su relación con el enfermo «fue el regalo más grande» que le pudo dar Dios.

  2. Juan Pablo II: el Papa que ha hablado con más valentía sobre las sectas.

    FUENTE: Fundación SPES
    El boletín electrónico Info-RIES, editado desde 2006 por la Red Iberoamericana de Estudio de las Sectas (RIES), llega a su número 200. Miles de personas reciben cada semana la información más actual y la reflexión más rigurosa sobre el fenómeno de las sectas y la nueva religiosidad. Hemos querido dedicar este número monográfico al papa Juan Pablo II, proclamado beato ayer mismo en Roma, por el interés que prestó en su magisterio al fenómeno de las sectas.

    Recogemos sus principales intervenciones, gracias sobre todo al trabajo del también fallecido José María Baamonde, psicólogo argentino y uno de los fundadores de la RIES que realizó sus principales investigaciones y publicaciones sobre el tema de las sectas en la época del Papa polaco. De Baamonde es, precisamente, la reflexión que sigue, tomada de uno de los cursos que impartía en la Fundación SPES, de Buenos Aires, que él mismo fundó y dirigió.

    El Papa que habló sobre sectas

    No ha existido ningún otro Pontífice que haya hablado, con tanta valentía sobre un tema que, a raíz de lo complejo y urticante, no pocos prefieren callar. En razón de la imposibilidad de incluir todas las manifestaciones, hemos seleccionado los textos y párrafos más relevantes, razón por la que sugerimos en una segunda instancia, la lectura de los documentos en su integridad.

    Especial importancia tiene el mensaje dirigido al tercer grupo de obispos norteamericanos, en su visita ‘ad limina’ el 18 de mayo de 1993, donde S.S. Juan Pablo II hace alusión a un tema de grave consideración, como lo es el de la penetración de ideas y conceptos de la New Age o Nueva Era «en la predicación, la catequesis, los congresos y retiros», llegando «a influir incluso en los católicos practicantes».

    También es digno de resaltar por la riqueza del contenido y orientaciones, el mensaje que el Papa con motivo de la Jornada Mundial del Emigrante, diera el 25 de julio de 1990. En el mismo, el Pontífice se refiere exclusivamente al fenómeno de las sectas y Nuevos Movimientos Religiosos, y menciona las diversas realidades por las que atraviesan los emigrantes, realidades estas, que muchas veces facilitan la adhesión a no pocos movimientos de características sectarias.

    El nuestro [Argentina] es un país donde los emigrantes están a la orden del día: personas que emigran a nuestras tierras, provenientes de variados países; personas que emigran del interior a las grandes ciudades; y personas nativas de las grandes ciudades que no emigran, pero por las características alienantes de las megalópolis, viven como tales en sus propias ciudades.

    Si bien las palabras del Papa, con que iniciamos esta entrega fueron dirigidas a los obispos, consideramos que no sólo a ellos los alcanza, sino a todo el Pueblo de Dios. Sus palabras deben ser también una inquietud pastoral para todos nosotros frente a este nuevo desafío, ya que no son pocos los católicos que por desconocimiento, están experimentando un fenómeno de doble pertenencia. Es decir, practican la fe católica y al mismo tiempo, participan de movimientos o prácticas nuevaeristas.

    No sólo los obispos sino todos los bautizados debemos asumir una responsabilidad, un testimonio y un compromiso. Responsabilidad frente a la propia formación en la fe, su profundización constante y obediencia al Magisterio; testimonio de vida frente a lo que implica dicha formación, sin temerle a llegar a ser signo de contradicción ante una sociedad que propugna supuestos valores, concepciones y disciplinas que se contradicen con la fe; y compromiso ante la problemática, aunque ello implique perder algún dinero, por no vender ciertos libros o alquilar una dependencia católica para que se promocionen grupos nuevaeristas, o no caer simpáticos, por orientar y esclarecer en la Verdad.

  3. Lech Walesa: Juan Pablo II hizo el milagro de derrotar al comunismo en Polonia

    ROMA, 04 May. 11 (ACI/EWTN Noticias).- El ex Presidente de Polonia y Premio Nobel de la Paz, Lech Walesa, recordó a Juan Pablo II como uno de los artífices de la derrota del comunismo en ese país y cómo con su ayuda esa nación pudo derrotar al régimen con las armas de la fe y la solidaridad.

    En un artículo publicado por L’Osservatore Romano en la edición del 4 de mayo, que es además parte del primer capítulo del libro «Sobre las alas de la libertad: Fe y solidaridad juntas hicieron milagros», publicado en ocasión de la beatificación de Juan Pablo II, Walesa recuerda la situación de Polonia en los años 70s’ cuando el país era dominado por el comunismo y los grupos opositores eran pequeños y estaban desunidos.

    «Al final de los años setenta, la oposición al régimen comunista en Polonia era muy débil: pequeños grupos de personas en las que siempre crecía el desaliento y la división interna, yo mismo, por pertenecer a ellos, estaba en licencia y tenía que proveer para cinco de mis ahora ocho hijos. ‘Necesitamos tanto, piensa como conseguirlo, haz las cosas’, me decía mi esposa Danuta que por cierto nunca obstaculizó mi actividad política: había entendido que lo que hacía era también para el futuro de nuestros hijos».

    En medio de grandes dificultades, «en aquel momento de gran debilidad, de desconfianza e impotencia, cuando todo parecía perdido, Dios vino a nuestro auxilio: el 16 de octubre de 1978 un polaco fue elegido Papa, un polaco de nombra Karol Wojtyla. Y luego de un año, apenas un año después, ese Papa vino a Polonia».

    Walesa no pudo ver al Papa porque las autoridades se lo impidieron, sin embargo recuerda con emoción que el 2 de junio de 1979 más de un millón de personas escucharon a Juan Pablo II en Varsovia y clamaron «¡Queremos a Dios, queremos a Dios!»

    Luego de decirles que los abrazaba «con el pensamiento y el corazón», el Pontífice dijo: «y grito, yo, hijo de tierra polaca y yo, Juan Pablo II Papa, grito desde lo profundo de este milenio, grito en la vigilia de Pentecostés: ¡que descienda tu Espíritu! ¡Y renueve la faz de la tierra, de esta tierra!»

    Walesa precisa entonces que el Papa no incitó a la lucha armada sino a la lucha de la fe, «inmensa potencia de Dios». «Ante el poder comunista estábamos como inmovilizados y aturdidos: en nuestros corazones una gran alegría había desplazado a la incertidumbre y al miedo, nos veíamos a los ojos unos a otros colmados por una esperanza nueva hacia el futuro, mirando a nuestro alrededor que evidentemente no éramos pocos y que se podía creer».

    A partir de ese día «fuimos testimonio y protagonistas juntos de la fuerza inquebrantable de la fe: pese a cincuenta años de comunismo en Polonia, un pueblo entero participaba en los encuentros del Papa, un pueblo entero comenzó a rezar y esperar».

    Esta actitud de la gente no le agradó a las autoridades que veían que su adoctrinamiento comunista no desterró la fe, recuerda Walesa y precisa además que sin el Papa nunca hubiera sido posible la experiencia del movimiento Solidaridad que lideró, el proyecto desde donde se marcó de manera pacífica el cambio para el país.

    «Sin el Papa Wojtyla no habría habido la experiencia de Solidaridad, aquella experiencia única y tan potente de solidaridad de los hombres en lucha pacífica por la libertad que el mundo conoció cerca de un años después de la visita del Papa polaco a su tierra».

    Tras recordar que el gobierno desterró de las canteras las imágenes de la Virgen negra de Częstochowa y del Papa, Walesa refiere unas palabras de un líder a los operarios cuando la situación del país era complicada «¿Si esto es así, quién está contra nosotros? Si hemos iniciado esto en el nombre de Dios, vamos hacia delante con Él».

    Y así, concluye Walesa, «fe y solidaridad juntas hicieron milagros».

  4. De entre los hechos más notorios de su pontificado destaca el intento de asesinato que sufrió el 13 de mayo de 1981, mientras saludaba a los fieles en la Plaza de San Pedro, a manos de Mehmet Ali Agca, quien le disparó a escasa distancia desde la multitud. Tiempo después el terrorista fue perdonado públicamente por el pontífice en persona.

  5. Retomo esta reflexión, que viene a colación de lo que estuvimos tratando en clase, sobre el destino de un ateo o de un agnóstico.

    Dios siempre quiere salvar a todos, también al malvado.
    Retomo para reflexionar sobre esta idea, las palabras del Papa, pronunciadas el miércoles 11 de mayo de 2011

    Dios siempre quiere la salvación de todos, la conversión de cada ser humano incluyendo al malvado, y para ello es necesario rezar como hizo Abraham cuando intercedió por Sodoma y Gomorra.

    En el capítulo 18 de Libro del Génesis; se narra que la maldad de los habitantes de Sodoma y Gomorra había llegado al extremo, tanto así que se hizo necesaria la intervención de Dios para cumplir un acto de justicia y para acabar con el mal destruyendo aquella ciudad.

    Y aquí se inserta Abraham con su oración de intercesión. Dios decide revelarle lo que está por suceder y le permite conocer la gravedad del mal y sus terribles consecuencias.
    Abraham entiende el problema en toda su gravedad y dice al Señor: ‘¿Realmente exterminarás al justo con el impío? Tal vez hayan cincuenta justos en la ciudad: en realidad los quieres eliminar? ¿Y no perdonarás en aquel lugar por los cincuenta justos que se encuentren? ¡Lejos de ti hacer morir al justo con el impío, de modo que así el justo sea tratado como el impío, lejos de ti! ¿Tal vez el juez de toda la tierra no practicará la justicia?’.

    Con estas palabras, con gran coraje, Abraham pone ante Dios la necesidad de evitar una justicia sumaria: si la ciudad es culpable, es justo condenar su crimen e infligir una pena, pero `afirma el gran Patriarcá sería injusto castigar de modo indiscriminado a todos los habitantes. Si en la ciudad hay inocentes, estos no pueden ser tratados como culpables. Dios, que es un juez justo, no puede actuar así, dice Abraham justamente a Dios.

    Sin embargo, si leemos atentamente el texto, nos daremos cuenta de que la petición de Abraham es todavía más serio y profundo, porque no se limita a pedir la salvación por los inocentes. Abraham pide el perdón para toda la ciudad y lo hace apelando a la justicia de Dios, de hecho dice al Señor: ¿Y no perdonarás en aquel lugar por los cincuenta justos que se encuentren?

    Haciendo esto, pone en juego una nueva idea de justicia: no es la que se limita a castigar a los culpables, como hacen los hombres, sino una justicia distinta, divina, que busca el bien y lo crea a través del perdón que transforma al pecador, lo convierte y lo salva.

    El pensamiento de Abraham, que parece casi paradójico, se podría sintetiza así: obviamente no se puede tratar a los inocentes como a los culpables, esto sería injusto, es necesario en vez de eso tratar a los culpables como a los inocentes, utilizando una justicia ‘superior’, ofreciéndoles una posibilidad de salvación, para que si los malhechores aceptan el perdón de Dios y confiesan la culpa, dejándose salvar, no sigan haciendo más el mal, sino que se conviertan también en justos, sin ya tener necesidad de ser castigados.

    Es esta la solicitud de justicia que Abraham expresa en su intercesión, una petición que se basa en su certeza de que el Señor es misericordioso. Abraham no pide a Dios una cosa contraria a su esencia, toca la puerta del corazón de Dios del que conoce la verdadera voluntad. Cierto que Sodoma es una gran ciudad, cincuenta justos parecen poca cosa, ¿pero la justicia de Dios y su perdón no son tal vez la manifestación de la fuerza del bien, incluso si parece más pequeño y más débil que el mal?

    Abraham sabe que Dios tiene otros modos y otros medios para poner límites a la difusión del mal. Es el perdón, que interrumpe la espiral del pecado, y Abraham, en su diálogo con Dios, apella exactamente a eso. Y cuando el Señor acepta perdonar a la ciudad si se encuentra a cincuenta justos, su oración de intercesión comienza a descender hacia las profundidades de la misericordia divina. Abraham hace disminuir progresivamente el número de los inocentes necesarios para la salvación: si no son cincuenta, podrían bastar 35, y luego llega hasta diez.

    Así, por la intercesión de Abraham, Sodoma podrá ser salvada si en ella se encuentran solamente diez inocentes. Y esta es la fuerza de la oración.

    El mal, de hecho, no puede ser aceptado, debe ser señalado y destruido a través del castigo: la destrucción de Sodoma tenía ciertamente esta función. Pero el Señor no quiere la muerte del malvado, sino que se convierta y viva, su deseo es siempre el de perdonar, salvar, dar vida, transformar el mal en bien. Estamos ante una prolongada e inequívoca manifestación de su amor misericordioso. La necesidad de encontrar a los hombres justos al interior de la ciudad se hace siempre menos exigente y al final solo bastarían diez para salvar a toda la población. Por ese motivo Abraham se queda en diez, es algo que no dice el texto.

    Pero ni siquiera diez justos se encontraron en Sodoma y Gomorra, y las ciudades fueron destruidas.
    Pero la misericordia de Dios en la historia de su pueblo se extiende ulteriormente. Si para salvar Sodoma servían diez justos, el profeta Jeremías dirá, que basta un solo justo para salvar Jerusalén: ‘prosigan el camino de Jerusalén, observen bien e infórmense, busquen en sus plazas y si hay un hombre que practique el derecho, y busca la fidelidad, yo la perdonaré’.

    El número ha descendido más, la bondad de Dios se muestra incluso más grande. Y ni siquiera esto basta, la sobreabundante misericordia de Dios no encuentra la respuesta de bien que busca, y Jerusalén cae bajo el asedio del enemigo.

    Convertir convertir el mal en bien, el odio en amor, la venganza en perdón, es lo que Dios nos enseña.

  6. Otro caso de beatificación:
    Religiosa conocida como «el ángel bueno del Brasil» será beatificada

    BRASILIA, 19 May. 11 (ACI/EWTN Noticias).- La hermana Dulce Lopes Pontes, religiosa brasileña que dedicó su vida a los enfermos y los más pobres, será beatificada este domingo en San Salvador de Bahía, nordeste del Brasil, en una ceremonia celebrada por su Arzobispo Emérito, el Cardenal Geraldo Majella Agnelo.

    La ceremonia será en el Parque de Exposiciones de San Salvador y participarán las autoridades civiles y religiosas, y unos 70 000 fieles, según cálculos de los organizadores.

    Su vida

    Nacida el 26 de mayo de 1914 en San Salvador, capital del estado nororiental de Bahía y bautizada como María Rita Lopes Pontes, la religiosa, de la Congregación de las Hermanas Misioneras de la Inmaculada Concepción de la Madre de Dios, puede convertirse en la primera santa nacida en el Brasil, el país con el mayor número de católicos del mundo.

    La Hermana Dulce entregó su vida al servicio de los necesitados y desarrolló una obra social en su natal Bahía donde fundó varios hospitales de caridad y una red de apoyo social que dirigió hasta su muerte, el 13 de marzo de 1992, a los 77 años de edad.

    Por su obra, en 1988 fue candidata al Premio Nobel de la Paz y, en octubre de 1991, cinco meses antes de su muerte, recibió en su lecho de enferma la visita del hoy beato Juan Pablo II, durante la segunda visita del pontífice a Brasil.

    Las Obras Sociales «Hermana Dulce», que continúan con el legado de la inminente beata, incluyen el Complejo Roma, una red de hospitales y centros de salud para los más pobres que atiende en Bahía a cinco millones de personas al año y el Centro Educativo San Antonio. Adicionalmente, la organización gestiona varios centros de salud del Municipio de San Salvador.

    El milagro

    El proceso de beatificación de la hermana Dulce comenzó en 1999 y cuatro años después, en 2003, diez médicos brasileños y tres italianos certificaron un «caso extraordinario de cura», milagro que fue reconocido por unanimidad por la Congregación para las Causas de los Santos.

    El milagro ocurrió en enero de 2001 cuando Claudia Santos de Araújo, del estado de Sergipe y devota de la Hermana Dulce, sufrió una grave hemorragia durante un parto y quedó en estado de coma, con lo cual los médicos le dieron sólo horas de vida.

    Sin embargo, un sacerdote amigo que sabía de la fe de la mujer en la Hermana Dulce le oró pidiéndole por su salud y en cuestión de horas la parturienta estaba plenamente recuperada. Dos días después recibió el alta del hospital con su bebé, sin que los médicos lograran explicar lo sucedido.

    La Hermana Dulce fue declarada venerable por el Vaticano en 2009 y el año pasado, cuando su cuerpo fue exhumado y transferido a la catedral de San Salvador, el cadáver estaba intacto, momificado naturalmente, lo que fue interpretado por la Iglesia como una señal de santidad.

    «Su caridad fue maternal, tierna. Su dedicación a los pobres tenía una raíz sobrenatural y de lo alto trajo energías y medios para poner en práctica una asombrosa actividad de servicio a los más humildes», consignó en su voto uno de los teólogos favorables a la apertura de la causa de beatificación.

    Si después de la beatificación se comprueba un segundo milagro por su intercesión, la Hermana Dulce puede convertirse en la primera santa nacida en el Brasil, país que hasta ahora sólo tiene en lo más alto de los altares a Frei Antonio de Santa Anna Galvao (1739-1822), canonizado el 11 de mayo de 2007 por el Papa Benedicto XVI durante su visita al Brasil.

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